PRIMER ACTO:
....Apenas tenia tres años cuando me marche junto con mi madre de la casa de mis abuelos; aquel mundo lleno de maravillas, sueños y consuelos se desvanecía a mis espaldas con cada paso que daba; en ese entonces yo era muy pequeño para comprender las razones, de por que nos marchábamos de allí, razones, que hasta la fecha no conozco con exactitud. Recuerdo que era un día soleado, mi madre me tomo de la mano mientras gritaba y discutía con mi abuela de cosas que yo no entendía, al paso que recorríamos el pasillo principal de la casa; ese pasillo que en aquel entonces era enorme para mi y hoy no es mas que una tripa de estorbo, en el cual todo mundo tiene que encogerse para poder transitar en el; mientras caminábamos con prisa observaba todos y cada uno de los cuadros que se encontraban colgados en la pared, y que hasta la fecha no han cambiado de lugar.
Aquella faramalla de gritos y excusas entre mi madre y mi abuela hizo que mi abuelo, del que llevo su nombre, se despertase y saliese enfurecido de la habitación principal, preguntando que era lo que pasaba; mi abuelo, del que conozco mil y un historias que el me contaba cuando era niño, y de las cuales hasta hace poco dejo de contarme, quizás por falta de tiempo o por otra razón efímera que se quedo para amargarme el corazón; pero aun asi serán historias que guardare y seguiré guardando como uno de mis mas preciados tesoros. Cada vez nos acercábamos más a la puerta de la casa, mi madre intentando no dejar escapar las lagrimas que guardaba en sus ojos, me tiro del brazo para que acelerara el paso y poder escapar de aquella casa y de aquellas palabras que la bombardeaban.
Cuando por fin llegamos a la puerta de la casa, mi abuela se recargo en el cancel y me despido agitando su mano de un lado a otro, con un profundo sentimiento de soledad y tristeza que se reflejaba en su rostro, mientras que mi abuelo le gritaba a mi madre desde dentro de la casa pidiéndole una explicación de lo sucedido tratándola de hacer ver los errores que cometería si se marchaba de allí, errores que no podría enmendar jamás, y que provocarían estragos tanto en su vida como en la mía.
Yo era muy pequeño para poder entender que era lo que pasaba, y cuales eran esas consecuencias de las que hablaba mi abuelo; al estar en la calle mi madre soltó el llanto contenido, se hinco y me abrazo, haciéndome sentir una mezcla de seguridad y tristeza, que no comprendía, y no la comprendía, porque no comprendía todo aquello que pasaba ese día, no sabia que había salido mal, no sabia lo que había pasado o si había sido culpa mía. Mi madre de nombre Julieta, quien ha sido la persona que más me ha llenado de apoyo y a la que mas aprecio y no por el simple de hecho de ser mi madre y darme vida sino por ayudarme a forjar a la persona que soy ahora; me repetía una y otra vez al oído sin dejar de abrazarme:
-No te preocupes hijo todo estará bien
Mientras sollozaba conmigo; los dos en medio de la calle………………
CONTINUARA